¿Con qué frecuencia nos toca baño a los MEXICANOS?

La higiene en el mundo

¿Con que frecuencia nos toca baño a los mexicanos? ¿Alguna vez te has preguntado si siempre ha existido el hábito de bañarse regularmente, como en la actualidad? Tal vez piensas que sí, que el agua en los hogares o el suministro de ésta a través de cisternas y tinacos han existido siempre, junto con la costumbre del baño diario… pero no es así.

La humanidad, a lo largo de la historia, ha evolucionado en muchísimos aspectos, que incluyen la tecnología, pero también los hábitos y costumbres; uno de éstos es la higiene.

La higiene es la limpieza o el aseo en los diversos ámbitos de nuestra vida. Es un término de raíz griega: hygieés, que significa “sano”, y que fue tomado del nombre Hygieia, diosa de la salud. En efecto, los griegos fueron los primeros que atribuyeron al baño efectos benéficos y purificadores del alma.

Posteriormente, en la época de Pompeyo (siglo II a. C.), los romanos retomaron la idea e incluso empezaron a edificar baños particulares —balmen— y públicos —termas— con letrinas. Además, construyeron redes de acueductos para proveer de agua limpia sus fuentes (las primeras cisternas y tinacos, de alguna manera) o surtidores, así como redes de alcantarillado, para desechar el agua sucia.

Los romanos

Los romanos heredaron la costumbre del baño a Hispania; después, la práctica se transmitió a las culturas peninsulares. Ésta se convirtió, de cierta forma, en una expresión social, una actividad de ocio y terapéutica.

Durante la Edad Media, se pensaba que era importante estar limpio para evitar la propagación de la peste, que entonces estaba disminuyendo seriamente a la población. En contradicción, también se creía que el baño con agua caliente fragilizaba los órganos y dejaba abiertos los poros, exponiendo a la persona a los aires malsanos.

Esto, aunado a que se consideraba inmoral contemplarse a sí mismo, hizo que el uso del baño público o las termas, pasara al olvido durante un largo periodo. La gente se aseaba sólo las manos y la cara, es decir, se hizo común la limpieza en seco y se implantó la idea de usar perfume como purificador del aire.

Españoles en México

Así, cuando los españoles llegaron a México traían estas antihigiénicas ideas, que contrastaban con las de la población prehispánica que —como los griegos y romanos— consideraba al baño algo terapéutico. En nuestro territorio eran comunes los baños en los ríos o las fuentes, los temazcales con hierbas y vapor.

Katherine Ashenburg, en su libro The Dirt on Clean, menciona que los aztecas tenían muchos hábitos de higiene: barrían sus calles, tenían baños públicos en cada vecindario, e incluso usaban la hierba copalxocotl y la raíz xiuhmaolli como jabones.

Cabe mencionar que, aunque no se conocían los tinacos ni cisternas, ni los desinfectantes como tales, los aztecas procuraban un saneamiento de sus recursos naturales al tratar las aguas sucias con ajolotes, o al recolectar y emplear los residuos fecales como fertilizantes, según esta autora.

Poco a poco, la salud pública se vio comprometida ¿Con que frecuencia nos toca baño a los mexicanos? por las malas costumbres europeas que se impusieron durante la colonia; fue hasta 1760 que esta situación se consideró problema de salud pública, y surgió el Higienismo, no sólo en América, sino en el mundo.

Fue un movimiento científico que consideraba las condiciones y factores ambientales que influían de manera negativa en la salud humana, con el fin de contrarrestarlos y prolongar la vida, lo cual se reforzó con los descubrimientos de Pasteur.

Higiene corporal

A partir de este movimiento, la higiene corporal y la limpieza se fueron interiorizando; comenzaron a surgir de nuevo los baños privados, los lavabos y letrinas; las personas consideraron el baño como algo habitual y además notaron que quienes lo practicaban tenían menos enfermedades.

El desarrollo tecnológico en infraestructura para el agua, electricidad e innovaciones en los baños, además del apoyo del Estado o de los gobiernos, fueron determinantes para que la higiene se expandiera.

Como vemos, el concepto de higiene ha evolucionado al igual que la sociedad; no obstante, está regulada también por factores sociales y ambientales. Por ejemplo, en Inglaterra, China y Japón, se bañan cinco veces a la semana; en España y Francia, seis veces a la semana. ¿Con que frecuencia nos toca baño a los mexicanos? En cambio, en los países de climas tropicales, se bañan todavía más seguido: en Brasil, 12 veces a la semana; le sigue Colombia, con 10 veces, y Australia, con ocho veces a la semana.

¿Con que frecuencia nos toca baño a los mexicanos?

La población de México se encuentra entre las que se bañan todos los días, al igual que la de Indonesia. Además, según datos de Euromonitor, usamos champú en nuestro lavado de cabello; de hecho nosotros y los japoneses somos los que usamos más productos de este tipo, la mayoría de los países usan pocos o ninguno.

En fin, aunque el agua ya llega a la mayoría de los hogares y en general es potable, si los depósitos donde se acumula, cisternas o tinacos, acumulan suciedad, por más que se practique el baño diario y se use champú u otros productos de higiene personal, ésta no se logrará de manera óptima. Por ello es importante realizar la limpieza de cisternas y la limpieza de tinacos al menos una vez al año. Casi como no bañarse, ¿te imaginas? De ahí la urgencia de fomentar el adecuado almacenamiento de agua, el lavado de tinacos y cisternas, su desinfección, así como la instalación de filtros; acciones responsables, que favorecen nuestros hábitos de higiene.

Bibliografía:

¿En qué países se duchan menos?, en ABC, Sociedad, 21 de febrero de 2015.

Ana Paula de la Torre Díaz, “10 sorprendentes hábitos de higiene de los aztecas que contrastaban con los europeos”, en +DeMX, 10 de agosto de 2016.

Enrique González González, “México colonial: higiene y salud”, en La Jornada, Suplemento S, 229, 6 de agosto de 2015.

Francisco Moreno Jaime, Carmen Isabel Gómez García y Ana María Hernández Susarte, “Evolución histórica de la higiene corporal: desde la edad antigua a las sociedades modernas actuales”, en Cultura de los Cuidados, 20(46), 3er. cuatrimestre 2016.

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